GEOPOLITICA Y HORA ECUATORIANA


Por George Ortiz
(director de noticias de teleamazon channel)

La ecuatorial forma de medir los tiempos o mejor dicho, la “hora ecuatoriana” siempre ha sido considerada como el lapso de tiempo “prudencial” que los habitantes de esta tierra, designan como período de “espera dramática”, aunque también debemos aclarar que tiene múltiples connotaciones. Según el diccionario Aristos, en su acepción de política internacional, al consultar el significado; nos indica que: “es la facultad de los políticos ecuatorianos, de encuadrarse tardíamente en los sucesos internacionales”. Una segunda consulta en el diccionario de Oxford, nos expresa una idea más concisa que reza: “es la extrapolación de la ingenuidad popular ante los peligros, a la geopolítica y el encuadre tardío dentro de la misma”. El “nacho lee” se limita a exponer: “novela o culebrón internacional” en la definición buscada.

Desde las épocas en que estas tierras se empezaban a poblar (ojo que no digo civilizar) fue una costumbre llegar tarde a todo. Cuantas veces nuestros abuelos nos contaban historias de cómo los diarios llegaban con semanas, sino meses, de retraso. No es de sorprenderse que la toma de decisiones en materia internacional, siempre fuera tardía y que favoreciera a nuestros explotadores más cercanos… en desmedro de los explotadores lejanos.

Hemos sido, y seremos, el centro de aprovisionamiento de los gringos, desde que se les ocurrió eso de ser re-pública (porque cualquiera entra); por más que trataron los comunistas de afincarse en americanas tierras, a lo mucho tuvieron su satélite cubano. Como lloraban cuando después de décadas, todo su esfuerzo se fue al caño(n) y por eso el gran recuerdo de la subversión en Latinoamérica.

Pero como todo en la naturaleza es cíclico, volvemos a la lucha dicotómica de dos aparentes extremos. El primero sigue siendo los gringos, Israel, Europa, Rusia y China con su ya clásica política de armar guerras, inventar enemigos y exprimir gobiernos con medidas económicas; en contraposición con el otro lado, que se supone es el resto del mundo que se dedica a joderle la paciencia (darle problemas) a los primeros; sean las excusas el terrorismo, el fundamentalismo religioso, el separatismo, la secesión, petróleo, energía nuclear, carrera armamentista y así la lista de pretextos basados en el derecho de YO SI PUEDO Y TU NO (esto último, base fundamental de la civilización económicamente avanzada y moderna según Smith).

Pero como siempre, los ecuatorianos llegamos tarde; y la política internacional no puede ser la excepción, arribamos con retraso a la fiesta. Cuando todos ya estaban bailando, nosotros apenas nos ajustamos la corbata…

Nuestro benemérito presidente, con su shampoo ideológico que hasta ahora nadie entiende; nos ha tenido tres años bailando en el concierto de las relaciones internacionales. Jugando a las alianzas disque latinoamericanas -alba, unasur, banco del sur- pretende pelearse con los clásicos de la hegemonía, pero a la vez, ha recomprado una deuda externa… o sea que continuó con el paradigma neoliberal de esclavismo eterno. Por un lado se le para fuerte a los colombianos después de lo de Angostura, para luego querer restablecer relaciones solo por cuestiones de comercio. Si Dios dinero pide… mejor hacerle caso y el patriotismo al traste. Le trae al presidente de Irán –dicho sea de paso, el “cuco” actual”- a la primera posesión presidencial, pero le tiembla la mano al momento de abrir una embajada. Para hacer negocio con Israel y comprarle aviones está presto, y a la vez con Irán; comprando radares de buena gana, pero cuando se trata de luchar contra el sionismo expresamente, empieza a orinar finito.

Y es que el rafico, para más de un politólogo ha sido todo un enigma. Aun hay filósofos y periodistas que intentan entender que mismo es lo que propone. Pero en todo caso, como buen Ecuatoriano, es fiel a la tradición, y llega tarde a todo. Continúa con la costumbre de seguir el compás de sus aliados (vieja fórmula politiquera nacional) con el afán de disimular que es de los últimos en llegar y le toma el ritmo a sus superiores, que en su caso es el Chaves y el Evo, que a su vez lo hacen disque con Castro… y así para cualquier lado se ve solo obediencia y nada de originalidad. Curioso resulta que nos quiera sacar de las garras de un imperio –el neoliberalismo mundial- para que recién amanecidos y cantando los gallos, nos abandone en las garras de otro igual de tirano –el disque socialismo- que tiene los mismos pecados y fines.

Pero al final, la cosa sigue igual… dice la canción. Seguiremos estando a la cola del concierto internacional mientras sigamos en el sistema. El gobierno actual no es más que transitorio y aunque su política internacional sea un tallarín indescifrable, no es más que una amarga coyuntura. Si el problema empieza por el sistema –democrático-, en la supresión del mismo está la solución.