EL AGUILA Y LA HORMIGA (2da parte)




Manejar un blog, es ciencia incierta para el autor. El reciente descubrimiento de una sección de “estadísticas” ha revelado que la entrada o “post” más visitado ha sido: http://quenoduelapensar.blogspot.com/2010/04/el-aguila-y-la-hormiga.html

Por lo tanto, una segunda parte del mismo; parece ser una forma de retribuir la gentil atención del público. Aunque quizá sea preciso decir que no es una segunda parte, sino una segunda edición, como decían los abuelos: “corregida y aumentada”; de la anteriormente publicada. El autor espera no se considere este hecho como una tomadura de pelo, sino como un salto evolutivo, autocrítica o por lo menos como necedad…

Se acota también, que se ha realizado la revisión ortográfica, favor que se agradece a Microsoft Word 2007, además de ideas trascendentes y de corte espiritual aportadas por un sobrino de cuatro años, que parece tener las ideas más claras que el colectivo circundante.

Esta fábula se encuentra en un antiguo libro griego, o por lo menos muy antiguo; del cual la “ortodoxia inquisitorial” de la revolución ciudadana de Correa ya no permite conseguir copias... (Ojo que copiar es fácil en tal “revolución” copiada) es por esa razón que no la hallarán, aun si quisieran, no podrían averiguar su autor...


Se llama "El Águila y la Hormiga"... y como toda fábula, busca enseñar a las mentes más inocentes, una lección a través de la reflexión sobre temáticas en donde los protagonistas suelen ser animales, o seres humanos también; habiendo muchas veces incapacidad de distinguir la línea que diferencia a unos de otros.


Existen varias versiones de ésta, siendo la de más asidua fidelidad la de corte popular costumbrista. He aquí la misma:


Cierto día, una laboriosa e ingeniosa hormiga exploradora salió de su hormiguero, en afán de encontrar aquel árbol que poseyera las más suaves hojas; que al final se convertirían en hongos que alimentaran a sus millones de hermanas. Al salir del hormiguero vio que todos los árboles cercanos estaban depredados, así que entendió que debería buscar más lejos para conseguir su objetivo. Al parecer la colonia ha despojado mucho cerca de casa y prima emprender la aventura a lo desconocido –pensó para sí mientras caminaba.


Se alejó como nunca lo había hecho, de hecho, ni siquiera reconocía la vegetación circundante. Aquellos nuevos horizontes estaban vestidos con ropajes nunca vistos; sin importarle mucho, dado que su tarea es recolectar. Incluso se rió socarronamente al pensar que los árboles siendo tan grandes, eran unos tontos por producir hojas de tan fácil acceso para las hormigas. Estaba meditando cual sería la mejor opción, cuando de repente, sintió un terrible dolor en su abdomen. Al ver tras de sí, encontró a una enorme e imponente águila que la sostenía con su pico. Ya emprendido el vuelo, la pequeña hormiga le preguntó a donde la llevaba y el águila respondió que la tomó para alimentar a su cría que esperaba hambrienta en su nido en lo alto de la montaña.


La pequeña hormiga entendió lo sombrío de su destino, ante lo cual decidió probar suerte y tratar de confundir al águila, después de todo, siempre se sintió segura en la colonia y siendo ésta una situación de vida o muerte, tendría que ganar su derecho a la vida mediante tretas muy astutas.


No crees que soy muy pequeña e insignificante... le sugirió a su emplumada captora. Esta respondió que -cualquier alimento es bueno para su retoño, lo único que importa es que coma-


No crees que sea muy dura y amarga... -no... la naturaleza nos dio fuertes picos para lidiar con cosas así, además que lo único que cuenta es comer, mas no el sabor de lo que se come-


No crees que mis hermanas dependan de mí para vivir... y el ave respondió -así como mi cría depende de mí-

Viéndose sin argumento alguno, la hormiga entendió que su último recurso era atacar fuertemente al águila para en un momento de confusión, entregarse a la teórica huida.


-Te propongo un trato, si me liberas, podré guiarte a mi nido y entregarte a todos ellos. Yo que tú lo pensaría, habiendo millones en tal sitio, podrías ganar mucho con el trato que te ofrezco- dijo la desgraciada, ante lo cual el ave replicó -yo puedo encontrarlos por mis propios medios, no es necesario que los traiciones…-

-Sabes águila, eres un tipo de animal muy raro, extremadamente cobarde y egoísta. Crees que porque vuelas tienes el derecho de llevarte a las criaturas de la tierra para que sirvan de alimento. Eso es un acto muy reprobable- sentenció la convencida hormiga.


El águila solo se enfocó en encontrar la dirección para llegar al nido. Caía la tarde y su aguda visión le informaba de montañas nevadas delante de sí.


-Mira tú águila, mi especie es mejor que la tuya, nosotros no necesitamos alimentarnos de otras especies porque cultivamos hongos a base de hojas... ¿Te das cuenta que somos más ecológicos y consientes que los de tu tipo? Nosotros no agredimos a nadie... es más, cuando tomamos las hojas de un árbol, tenemos muy en cuenta de no despojarle de todo su follaje para que éste no muera. Ustedes deberían hacerse vegetarianos como nosotros.


El águila rió un poco… y divisó el nido a lo lejos.


-Escúchame águila! tu eres un mal cazador porque no tienes escrúpulos a la hora de matar! eres cruel y no tienes consideración por tus pares animales. Parecería que no eres de este mundo al no entender lo que te digo!-


El águila en su infinito sentido de lo práctico y entendiendo que la molesta cena no dejaba de alardear entre sus patas... decidió hablar claro y fuerte.


¿Te has puesto a ver los paisajes y comarcas por los que hemos volado? ¿Acaso has entendido que puedo hacer algo que tu jamás podrías?... supongo que no... es muy tonto que yo intente hacerte entender lo que es la sensación de volar para vivir. Es más, sería imposible que tu entendieras que yo soy LIBRE de volar a donde quiera. No tengo que pensar en mis "iguales"... solo en mis crías. Tú vives bajo la tierra y solo sales a parasitar a los indefensos árboles, los de mi especie somos pocos y por eso nos alimentamos de los que son muchos. Tú no sabes de otra cosa que no sea sufrir a diario por mantener una estructura tiránica en donde nadie puede decidir nada. O trabajas o mueres. Yugo o explotación… vaya elecciones las que puedes realizar… Yo solo tengo la obligación de proveer a mis crías para que éstas sean MI PROLONGACIÓN DE LA EXISTENCIA. Pero tú no entiendes nada de esto, porque no puedes saber lo que es ser especial, grande y único. Eres el hijo número un millón de algún ser megalómano que se hace llamar reina, pero que jamás tuvo la aprobación ni RECONOCIMIENTO de sus "súbditos". No puedes concebir ni de lejos la idea de LIBERTAD Y SUPREMACÍA; y como tal condición te obliga a estar en lugares estelares del teatro que es la naturaleza.


La hormiga se limitó a decir -yo no quiero morir-


Al final, el águila llegó a su nido donde pudo proveer a su pequeño. Éste esperaba con ansías y vacío en el vientre.