Retrasar la muerte





Ojitos llorones chantajistas...

A lo mejor, el único deseo que todo ser humano puede tener en común con otro, es aquel de "alargar su vida". Cosa comprensible, si se razona acerca de que quizá, el segundo deseo que todo ser humano -menos el caso de los suicidas- vendría a ser lo dicho. 

Conservar la vida, puede darse dentro de dos contextos. El de la conservación infinita o inmortalidad, y el de la conservación parcial, en relación a sus pares al menos. Recordemos aquellas mitologías que nos hablaban de humanos longevos en extremo como Matusalem, Federico II o el Conde de Saint Germain. Algunos llegando a "vivir por siglos", según las fuentes mitológicas. A lo largo de todo el planeta, se dan casos de hombres de los cuales se afirma, que llegaron a avanzadas edades, o que incluso, volvieron a aparecer a los ojos de generaciones posteriores después de haber fallecido. 

Sea cual sea el mito que nos de la gana de constelar, lo curioso es que parecería ser universal ese afán de prolongar la existencia ad-infinitum. Yo, francamente no entiendo el por qué. 

¿Tiene sentido ser viejo por mucho tiempo?

Independientemente de donde se viva, mas o menos, el consenso ronda la idea global de que se es viejo a partir de los 60 años. Sé que se me debatirá al respecto diciendo que en muchas tribus no contactadas, el hecho de llegar siquiera a los 40 ya es considerado "vejez"; ante lo cual, debo decir que me importa un pito lo que suceda en las selvas aisladas o islas en medio de un océano sin nombre... yo estoy hablando del concepto occidental de edad, por lo tanto, lo que me digan los antropólogos y etnólogos me tiene sin cuidado. Pueden meterse su relativismo cultural por el orificio cultural que les plazca. 

En occidente se inventó el concepto "tercera edad" para designar a aquella parte de la vida, donde el ser empieza el final. Curioso que se divida a la vida en tercios a completarse, lo cual nos recuerda mucho, aquellas enseñanzas iniciáticas respecto de realizar tres cambios de estadio en el iniciado... 

Si la vejez o tercera edad, viene a ser el final de todo; honestamente yo no le veo el sentido a pretender alargar la vida, justamente en una edad donde ya puede que se haya alcanzado una "supuesta sabiduría", lo cual es fácilmente debatible dada la cantidad de viejos que mueren en la total ignorancia. Una ignorancia feliz, incluso diría yo en la mayoría de los casos, en donde los ancianos mueren con signos de demencias seniles que les hacen perder todas -o algunas- de sus facultades cognoscitivas para terminar estirando la pata sin saber que pasó. 

¿Cuál se supone es la gracia de conservar aquella vejez y prolongarla? ¿Acaso a alguno de los viejos que ya ni limpiarse el culo pueden, se le pasaría por la cabeza siquiera el prolongar esa etapa de agonía continua que viene a ser al vejez? La edad donde cada día se olvida algo, donde cada año falla algo más en el cuerpo, donde se puede hacer cada vez menos, donde las pocas satisfacciones del diario vivir no llegan a siquiera contarse, comparadas con las vicisitudes. 

¡Me parece una soberana estupidez ese planteamiento! 

Si yo descubriera el secreto de la vida eterna, o incluso, el cómo alargarla en relación a mis contemporáneos, la aplicaría a los 20 años. Edad ideal para prolongar todo. A esa edad si tuviera muchísimo sentido el buscar perpetuar ese estado de fuerza e ímpetu que caracteriza a quienes tienes dos décadas. En cuanto a la sabiduría, pues todo se acumula, enseña, descubre, arranca, produce, etc. Eso si viene con el tiempo. Lo único que no viene con el tiempo, es el tiempo precisamente… tiempo de aplicar lo aprendido. 

¿De qué carajo sirve aprender toda la puta vida, cuanta lección valiosa se deba, para que en el mayor segundo de sabiduría, te mueras? 

Menos mal ya pasé los 20 años y no creo que pueda alargar mi existencia por mucho. De hecho, examinando mi camino, veo que todo ha ido expresamente en contra de tal planteamiento. Por eso les digo, vivan cada día, mis estimados lectores, que la vejez nos llega a todos y es un estado de mierda, que cómo decía mi abuelita: 

Para todo te puedes preparar en esta vida, menos para las falencias de la ancianidad. 
Vieja sabia, si las hubo.