Tiempo para uno mismo




Desde que las tecnologías comunicacionales se convirtieron en el nuevo método de control de las masas, los hombres -a los que no les cabe el calificativo de verdad- han encontrado una nueva forma de sometimiento por parte de las mujeres: los mensajitos.

¡Estimados camaradas con pene!

Escuchen mi consejo. Aprendan a no contestar todo lo que ellas escriban. Sea mamá, amiga, amante, concubina, peor-es-nada o lo que sea. Hay que aprender a no responder a todo lo que una mujer plantea a través de mensajes, dado que tal acción, es abrir la puerta a la subjetividad femenina.

¿Qué es un mensaje (de celular)? Sino un vano intento de transmitir algo de forma poco práctica, pero cómoda, o sea, una forma femenina de comunicación. Ya entienden por qué el 85% de los mensajes del planeta son enviados por mujeres no...

Y todo lo que abra la puerta a la feminidad, en el fondo, contiene intensiones escondidas, dado que justamente eso es la feminidad: esconder. Todas esas locuras y fantasías que la mujer tiene en su delirante cabeza, salen a través de los mensajes. Siempre hay intensiones ocultas en ellos.

Si somos hombres, comportémonos como tales y no caigamos en estratagemas que implican recursos subrepticios. Los hombres decimos las cosas de frente, sean crudas o dolorosas. De igual manera, cada vez que un hombre escribe un mensaje con intensiones disimuladas, está cada vez más cerca de perder sus testículos por afeminamiento.

No respondan siempre, y si lo hacen, respondan con la verdad pura, clara y demoledoras.