Mentiras a distancia



He llegado a sospechar, que cada vez que hablo con mis amigos por teléfono y estos me ponen trabas a los planes que planteo, una escena como la de la fotografía que precede estas líneas se lleva a cabo.

Y es que como al día de hoy, la costumbre de coordinar todo por teléfono vía sistemas de mensajes -Whatsapp, Facebook messenger o el que sea- hacen que la comunicación ya no sea en forma de "testigo" del evento, sino como extraño a la realidad del mismo, las cosas puedan ser muy distintas en realidad. Me refiero, a que todo se asume, en base a las palabras que se leen, lo cual, me lleva a pensar que, siendo lo más objetivo posible, una de las posibilidades que cabe es que justamente lo que el receptor del comunicado, experimente una realidad totalmente distinta a la que manifiesta en el mensaje.

En pocas palabras... que mienta.

A que niveles de putrefacción ha llegado la masculinidad moderna, que fingen ser hombres para que en el mundo de los hechos, las cosas sean distintas. Lo peor de este caso que estoy planteando, es que lo que de verdad importa, o sea el hecho de mentir, termine haciendo que el hombre adopte una de las costumbres más horribles de las mujeres... o sea, mentir por conveniencia.

El hombre no debe mentir. Debe ser frontal, crudo y duro a la hora de transmitir información. No por nada, la objetividad siempre se la asoció como característica masculina tradicional. Ningún imperio, reino, país, estado o nación tradicional se forjó en base a hombres que transformen la realidad a la hora de comunicarla...

La realidad NO CAMBIA solo porque la presentemos de una forma distinta. Eso es cualidad de mujeres.