Saber abrir los ojos


Nos cuesta ser coherentes


La vida diaria nos patea el culo, nos empuja al abismo y nos hunde en el charco de la miseria. A todos, casi por igual. Es un hecho que todo ser humano es infeliz, y el que diga que no, es un mentiroso que tiene miedo de abrirse y mostrarse sufriendo tal cual el resto de mortales. Lo que distingue a unos de otros, es el grado de sufrimiento. Dicen que los ricos también lloran, y es cierto. Conozco ricos que lloran por no poder ser más ricos, otros por enfermedades y otros por locura. Habrá más casos, pero son estadísticamente menores.

Y la vida se va...


Los días pasan, la gente pasa, las situaciones pasan, pero nada pasa. El devenir hace que los días, ya no se los conciba como "días", sino como "rutina". Si, esa palabra aborrecible y aborregante que nos arranca el ser espiritual poco a poco, creyendo que conseguimos objetivos y metas. Cuando lo único que se consigue es darse cuenta que esos objetivos y metas eran falsos, dado que al conseguirlos, no queda otra cosa más que hacer que desear alguna otra cosa... porque se corre el riesgo, que si se deja de desear, se encarne un estado de "no-desear"... y eso es peligrosísimo para el sistema. 

Creo que es hora de abrir los ojos y poner expectativas reales en cuanto a los deseos. Pienso que es hora de quitarse los velos de los deseos profanos y banales, e identificar las verdaderas ansias de nuestro ser.

Solo así, la rutina dejará de ser la pesada carga que llevamos en el trayecto entre desear algo y conseguirlo, para volver a desear otra cosa.