La persecución de ideales



Lejos estamos de los tiempos en donde el "amor puro" era la regla


Me afloran una serie de sentimientos al recordar las épocas juveniles, sus interacciones de cortejo, su inocencia e ignorancia, como sinónimo de inexperiencia a la hora de relacionarse con las féminas. Aquellas costumbres tiernas, como las cartitas escritas con lápiz, dobladas con un sistema intrincado y entregadas a través de un correo (una amiga en común, por lo general) y la expectativa de ver si el esfuerzo empeñado producía frutos.

Y cómo olvidar la vieja táctica de las flores, chocolates, dedicar canciones o declaraciones amorosas "vía terceros" a manera de Celestinas. Cuanta buena intensión había rondando en el aire.

Pero el tiempo pasa...


Y es inclemente con los puros de corazón. La vida empieza a dar sus golpes, a veces fortuitos, a veces deliberados. Y los recibimos en la carne desnuda, nos enteramos que el olor a flores del aire, tiene más de putrefacción interesada, que de ilusiones. Las cartas melosas se transforman en juicios de divorcio. Los chocolates exóticos, ahora saben a ambiciones y requerimientos respecto de la pareja y las declaraciones, solo se las hace a la entidad que recaba impuestos...

Nos enfriamos, nos enduramos el órgano latente. Nos convencemos de que es mejor cerrarse al mundo y que "sólo se está mejor". Se baila con todos, pero no se intima con ninguno. Se fornica con quien sea, permitiendo el acceso al cuerpo, pero despojando de la unión de almas. Se entrega la carne, pero la mente sigue perdida entre la bruma de las dudas y los anhelos de "Principes azules" y "Playboy"... 

Se evalúa a la potencial "pareja" en base a sus logros materiales, "éxitos académicos", herencias, cartones universitarios y proporciones corporales (naturales o implantadas). El IDEAL DE PERSONA, termina por suplantar a la persona en si; desembocando en una interminable búsqueda de la pareja ideal -idealizada, propiamente- y como es obvio, jamás se consigue.

El vivir en búsqueda de un ideal es de las peores características del "progre" actual. Estar en un constante camino interminable de ilusiones inconclusas, lo vuelve vicioso de esa búsqueda y el ciclo se repite infinitamente. Nadie es bueno, porque nadie es real, de carne y hueso... y si lo que se busca son ideas, por supuesto que nadie las va a satisfacer.

Y nos volvemos ególatras, donde creemos que somos el "mejor partido" para aquella persona que no supo valorarnos. Creemos que es la otra persona quien siempre pierde, porque no se quedó con el tesorito que, a fin de cuentas, uno es. Siempre es el otro el malo y es quien pierde. Porque mientras yo escribo este blog, Uds me quieren leer, pero yo no estoy totalmente convencido de que se lo merezcan...

Cuídense, tesoritos.